viernes, 2 de mayo de 2014

TOWARD A SCIENCE OF CONSCIOUSNESS: PRIMER DÍA


El evento comenzó con un día de workshops pre congreso. Yo me había inscrito en un taller denominado "East West Forum", no tanto porque me encontrase especialmente interesado en las posibilidades de encuentro oriente-occidente, sino más bien, porque se trataba de un taller de muchas horas y presentaciones por un precio fijo, una situación especialmente relevante dada la inversión realizada. 

La actividad comenzó con presentaciones de investigadores occidentales que plantearon algunos de los principales problemas referidos al estudio de la conciencia, desde el enfoque de la filosofía de la mente. Asuntos tales como la validez de la perspectiva de primera persona, la irreductibilidad de la mente al cerebro, y otros temas relacionados, constituyeron una buena entrada a los platos de fondo, que iríamos consumiendo los asistentes durante todo el desarrollo del congreso. Luego vino el turno de los ponentes orientales. Creo que escuché con atención al primero, sin embargo, ya al llegar a la segunda presentación, mi capacidad de concentración disminuyó de forma abrupta haciéndome imposible captar el contenido expuesto. Una video conferencia, realizada en un tono tipo Maharishi Mahesh Yogi, con largas pausas entre frase y frase, fue lo que mató. No logré resistir tanta calma. Mi ansiosa inquietud occidental, sobre-activada por la fuerte estimulación emocional que me producía estar en el evento, me hicieron salir a tomar aire e inspeccionar el entorno. Con gran sorpresa, descubrí que no había control alguno para el acceso al resto de los talleres. Escapando de los "místicos" ingresé entonces a una sala contigua y me encontré directamente con Stuart Hameroff exponiendo su teoría de la computación cuántica y los microtúbulos. Uffff!  Odié en ese minuto a los Maharishis y me auto-insulté por no haberme decidido a hacer abandono del taller con mayor rapidez. Una aclaración antes de seguir. Yo soy practicante de meditación trascendental hace 25 años y me interesan mucho las perspectivas orientales sobre la mente, de modo que creo que fue el estilo hinduista de presentación y no necesariamente el contenido, aquello que me alejó de dicho taller. 
Sigo con Hameroff. Se trata del director del centro para el estudio de la conciencia en Arizona, la sede del encuentro. Según su perspectiva, la explicación de la conciencia no se encuentra en el nivel celular o neuronal, puesto que estas unidades resultarían todavía muy amplias como para explicar los fenómenos mentales. De acuerdo con este biólogo y anestesista, si queremos comprender cómo se produce la conciencia, debemos estudiar los microtúbulos, un tipo de estructura intracelular que sería responsable de ciertos patrones de computación que operarían de una forma no algorítmica sino cuántica, y que estarían en la base del surgimiento de la fenomenología. Según Hameroff, la conciencia es un fenómeno que no resulta compatible con las leyes de la materia entendidas desde un punto de vista mecánico, y los micrótúbulos constituirían las unidades que permitirían un funcionamiento compatible con los principios cuánticos. Aquí es donde la biología de Hameroff entraría en conexión con la física cuántica, y en particular, con las ideas del físico inglés Roger Penrose, quien también presentó en el evento. Lo que este último señala, aludiendo al teorema de Gödel en su libro “la nueva mente del emperador”, es que en el mundo existe cierto tipo de fenómenos como la conciencia, que no resultan computables de acuerdo a los principios de una máquina de Turing. En este contexto Hameroff y Penrose se encuentran y discuten respecto de la compatibilidad de ambas perspectivas (la teoría biológica de los microtúbulos y los principios de la mecánica cuántica), decidiendo que ambas visiones serían plenamente compatibles, cuestión que plasman en un trabajo conjunto, que constituye uno de los dos grandes enfoques actuales para el estudio del problema duro de la conciencia de Chalmers. Sin embargo, según me comentó un físico presente en el encuentro, Hameroff no tendría mucha idea de física y se trataría de un matrimonio por conveniencia, de tal forma que cuando Hameroff habla de la integración entre ambos puntos de vista, Penrose mira hacia el lado con una evidente incomodidad. No lo sé. Se trata de un tema que me supera, de un modo literalmente cuántico. Sin embargo, sería de gran utilidad que alguien estudiase críticamente la conexión entre ambos puntos de vista, puesto que Penrose está ya muy mayor (83 años), y me temo que pronto acabará muriendo o al menos dejará de estar en condiciones como para avanzar hacia una mayor integración de su teoría con el punto de vista biológico. Así las cosas, corremos el riesgo de que en un futuro aparezcan nuevos trabajos de Hameroff que se refieran a su colaboración con Penrose de forma poco rigurosa, sin que tengamos la posibilidad de una contrastación efectiva respecto del grado de integración existente entre ambos enfoques.

No hay comentarios: