El
congreso comienza oficialmente el día martes 22 de abril por la tarde. Con Sargent Peppers
como banda sonora, Stuart Hameroff da el inicio al
evento, mostrando imágenes del primer encuentro, realizado también en Tucson el año 94.
Emocionante! En las fotos puede verse a Chalmers de pelo largo, a Dennett más delgado, y
a Ned Block exactamente igual a como luce el día de hoy (se nota que el hombre es deportista). Son algunos entre muchos otros, de aquellos que forman parte de la
historia de este encuentro. Hameroff realiza luego una breve síntesis de
la evolución del congreso, desde sus inicios hasta el año 2014 y cuenta después una anécdota. Resulta que al inicio del evento del 94 hubo algunas primeras presentaciones que habrían sido algo aburridas y que por lo mismo, tenían a Hameroff preocupado como organizador del evento. Según su percepción, la gente bostezaba durante las ponencias y existía el riesgo de que el congreso pasara a la historia sin pena ni gloria. Eso hasta que apareció en escena un pensador australiano no muy conocido. David Chalmers era entonces un joven filósofo, de
jeans, zapatillas, y pelo largo, que comenzó a hacer distinciones acerca
de las diferentes dificultades que pueden apreciarse cuando uno trata con el
problema de la conciencia. La audiencia habría despertado en ese momento y el evento tomó entonces otro rumbo. Un punto de inflexión que da a luz la famosa distinción de Chalmers conocida como el Hard Problem of Consciousness. Se trata de una parte importante en la historia del encuentro, y probablemente también, en el estudio de la
conciencia. Con esta esta breve introducción, Hameroff invita entonces a David Chalmers a presentar su nueva conferencia, 20 años después de aquel suceso.
Impresionante el aura de rock star que acompaña al tipo. Fue increíble la agitación que se produjo entre los presentes (me incluyo), cuando Chalmers apareció por el pasillo del congreso, con su maleta, como de recién bajado del avión, Era como si de la llegada del mismísimo Paul Mcartney se tratase. Una curiosa casualidad por lo demás, si se considera la representación gráfica del encuentro, donde el filósofo ocupa el lugar de este músico británico .
Impresionante el aura de rock star que acompaña al tipo. Fue increíble la agitación que se produjo entre los presentes (me incluyo), cuando Chalmers apareció por el pasillo del congreso, con su maleta, como de recién bajado del avión, Era como si de la llegada del mismísimo Paul Mcartney se tratase. Una curiosa casualidad por lo demás, si se considera la representación gráfica del encuentro, donde el filósofo ocupa el lugar de este músico británico .
Escuchar a David Chalmers producía la sensación de estar en frente de un ícono, una parte de la historia en el estudio de la conciencia. Es raro, puesto que si se analiza en detalle su obra, uno constata que su principal aporte consiste “simplemente”, en identificar la complejidad que este asunto presenta. El mismo Chalmers parece querer bajar el perfil a su fama, colocando como nombre a su ponencia en el congreso "300 años del problema duro de la conciencia", un título que alude directamente al hecho de que hay muchos que con anterioridad a su trabajo, ya habían hablado del hard problem. Bien por Chalmers! Por otra parte hay que tener en cuenta que su libro más famoso, aquel que instala al autor en el panorama mundial de la filosofía de la mente, es a la larga una exhaustiva caracterización del problema, pero un pobre intento de
explicación del fenómeno. Su teoría de la información como el ingrediente extra no
ha tenido mayor desarrollo y no es actualmente un tema entre los teóricos que tratan con este problema. Sin embargo, parece ser que David Chalmers estuvo en el momento correcto, diciendo lo indicado. El Zeitgeist que le llaman. Por otra parte, tal vez su mayor talento sea justamente ese, el de plantear con claridad los problemas que se suscitan cuando se estudia la mente, por cierto, una capacidad no menor en un ámbito de investigación donde reinan las confusiones conceptuales. Vistas así las cosas, no es de extrañar que su ponencia finalizara aludiendo a la distinción de un nuevo problema: el combination problem. Se trata de la dificultad que existiría para relacionar la conciencia como fenómeno individual con la conciencia como propiedad inmanente del universo, todo esto por supuesto, bajo el entendido de que se acepta el panpsiquismo como un hecho real. Termino con un comentario personal respecto de esto último. Yo había leído acerca de la simpatía que tiene Chalmers por esta perspectiva en su libro de 1995, y sabía además, que él seguía adhiriendo a esta idea porque así me lo habían comentado personas que asistieron a su presentación en La Facultad de Filosofía de la Universidad de Chile el año recién pasado. Sin embargo, pensaba que la postura de Chalmers correspondía a una excepción en el contexto actual de las ciencias de la mente. Craso error. El congreso me hizo constatar que la idea de la conciencia como una propiedad fundamental del universo es una cuestión que reúne muchos partidarios, y que lejos se encuentra, de ser una volada personal de David Chalmers. Habrá que investigar un poco más al respecto.
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